jueves, 19 de agosto de 2010

Mi amigo Obiajulu

La playa se va quedando vacía. Vacía de sonidos, vacía de risas. Esas risas de los niños jugando con las olas que tanto echaré de menos. También echaré en falta el sonido de los pies desnudos de mi amigo Obiajulu, caminando por la arena. Su voz profunda ofreciendo la mercancía que porta en sus enflaquecidos brazos. Unos brazos que hace años eran fuertes. Lo sé porque me enseñó una fot0grafía. La foto era vieja. Estaba arrugada, rota, pegada en una cartulina casi tan vieja como la vieja foto. Vieja, cuantas veces habré oído de sus labios la palabra vieja...en ella se veía una pareja joven. Ella agarraba de la mano a un niño de ojos oscuros, profundos. En su cara se dibujaba una sonrisa como ningún pintor se hubiera atrevido a hacer. Por detrás del pequeño se erguía un joven de aspecto atlético, con poderosos hombros. Lucía una camiseta de tirantes blanca que realzaba su piel de ébano. Con el brazo izquierdo rodeaba la cintura de la joven que estaba a su lado y su mano derecha se apoyaba ligeramente sobre sobre la cabeza del muchacho como protegiéndola y bendiciendo al tiempo...Así era la familia de mi amigo antes de salir de Africa. Cuando me la mostró pude observar por sus mejillas una furtiva lágrima que fue a caer a la arena. Ese día no quise preguntarle nada...

1 comentario:

Vaquero Jack dijo...

Hola Juan, feliciadades... y gracias; por el fantasma de a lado y por tu amigo Obiajulu, ya no son simples seres imaginarios ya existen... Aqui estan: entre tú y yo, y entre tus demás lectores. Gracias, y gracias también por tu amistad.

Te dejo aqui un abrazo,
VJ